Literalia

Reflexiones

Instantes con sentido

Cuando uno empieza a notar lo efímero de las cosas, también empieza a apreciar lo esencial. Tal vez por eso el tiempo parece más escaso y vivir se vuelve más profundo, pero también más breve...

Cuando se va entendiendo que todo es pasajero,
que el brillo de las cosas se apaga en su sendero,
la vida ya no es meta, ni nombre, ni dinero,
sino el fulgor sencillo de un acto verdadero.

Lo que antes parecía tan vasto y necesario,
se vuelve solo eco de un sueño imaginario;
y surge lo esencial, sereno, voluntario,
como una flor que nace en medio del calvario.

Tal vez por eso el tiempo nos quema diferente,
se vuelve más profundo, más breve, más urgente;
y cada instante simple, vivido plenamente,
parece contener el pulso de lo ausente.

Así se va aprendiendo a amar lo que no dura,
a hallar en lo pequeño la forma más segura,
a ver que lo que queda no siempre es la estructura,
sino el temblor del alma que abraza su fractura.

Se aprende que el silencio también es compañía,
que hay voces en la sombra que alumbran todavía,
y que no todo duelo destruye lo que había,
pues hay pérdidas que abren la puerta a la alegría.

Ya no se teme tanto la noche ni el final,
pues todo lo que acaba revela lo vital;
vivir se vuelve entonces un rito elemental,
una entrega sin ruido, desnuda, esencial.

No queda más refugio que el paso consciente,
ni más verdad que ser lo que uno es, de frente;
ya no se huye al tiempo, se mira diferente:
con la paz del que sabe que todo es suficiente.

Y cuando al fin la sombra se asome sin engaño,
cuando el cuerpo se rinda a su último peldaño,
habrá en el alma un canto sin miedo ni rebaño:
“Lo breve fue profundo, y no me hizo daño.”

No hay eternidad fija, ni un cielo prometido,
solo el fulgor del paso que deja lo vivido;
y acaso en ese rastro, tan tenue y compartido,
reside lo más alto que el alma haya sentido.

Porque vivir no es más que arder con lo que pasa,
tocar lo que se escapa, llorar lo que se abraza,
y hallar, en medio del polvo que todo arrasa,
el leve resplandor que en lo simple se traza.

Y así, cuando el camino se pierda en su desvelo,
y el último suspiro se eleve rumbo al cielo,
no habrá temor ni angustia, ni peso en el anhelo:
solo un alma en silencio, devolviéndose al vuelo.
			

Al final, todo lo que creemos permanente se disuelve. Y es precisamente cuando aceptamos esa fragilidad que la vida se vuelve más nítida. Lo efímero no es un enemigo, sino un maestro: nos recuerda que nada nos pertenece, salvo el instante en el que respiramos y miramos de frente lo que amamos. El tiempo, cuando se comprende, deja de ser una amenaza y se convierte en un marco: gracias a sus límites, aprendemos a elegir, a soltar lo trivial y a abrazar solo lo que importa. Es entonces cuando vivir se vuelve más intenso… quizá más breve, sí, pero también infinitamente más verdadero. Y tal vez ahí esté la respuesta: no en aferrarnos al mundo, sino en aprender a estar, aunque todo pase. Porque lo esencial nunca se mide en duración, sino en instantes con sentido.

Autor: IF- (11/12/23)(29/07/25)

Vacío

Vivimos rodeados de cosas, y sin embargo, cada vez más vacíos. Nos enseñan que la felicidad se compra, que vale tanto como el precio de lo que poseemos. Y así, corremos detrás de objetos que brillan solo un instante, para descubrir demasiado tarde que no pueden llenar el silencio de lo que realmente nos falta.

El materialismo es una promesa rota: nos da la ilusión de control sobre un mundo que, tarde o temprano, nos será arrebatado. Nada de lo que acumulamos nos acompañará más allá de este breve tránsito. Sin embargo, seguimos midiendo nuestra vida por la cantidad y no por la profundidad, por el tener y no por el ser.

Quizá por eso quienes aprenden a mirar más allá de lo tangible encuentran una paz distinta. Descubren que lo esencial nunca se compra: está en una palabra sincera, en una caricia que no espera nada a cambio, en el instante en que alguien nos mira y nos ve de verdad.

Lo material puede hacernos sentir cómodos, pero solo lo esencial nos hace sentir vivos. Y mientras no comprendamos esa diferencia, seguiremos habitando un mundo lleno de cosas… pero vacío de sentido.
Autor: IF- (08/10/22)

LAD

Bajo el cielo encendido, mientras el viento susurraba historias al pasar,
tus ojos guardaban un brillo tan profundo que el mundo parecía callar,
y en aquel espacio sin prisa, donde el tiempo dejaba de gobernar,
cada latido se unía al silencio, como un eco imposible de olvidar.

La brisa, con su caricia tenue, parecía envolvernos en un sueño sin final,
y cada palabra tuya caía en mi alma como un verso sutil y celestial,
en ese instante perfecto donde amar no tenía principio ni umbral,
y el horizonte, como un espejo, nos prometía un destino inmortal.

Caminamos sin miedo, dejando huellas que el aire parecía proteger,
mientras el cielo pintaba su lienzo de oro para nunca volver,
y aunque todo lo vivido supiera a instante que no podía permanecer,
en aquel rincón del alma supe que nada podría desvanecer.

Cuando la noche llegó y el murmullo del viento se volvió canción,
en tus manos encontré el refugio exacto de toda explicación,
y comprendí que incluso en lo fugaz existe una eterna razón,
pues hay amores tan breves que se vuelven eternos en el corazón.

Y aunque el alba despierte, borrando las huellas que el viento no quiso guardar,
en mi mente seguirá resonando tu voz, como un faro que nunca deja de brillar,
porque hay momentos tan puros que ni el tiempo se atreve a tocar,
y aun cuando se vuelven recuerdo, saben renacer sin dejar de amar.

El horizonte parece lejano, pero en su lejanía guarda tu reflejo callado,
como si el universo supiera que lo fugaz no muere, sólo queda sellado,
y en cada ola de memoria que regresa, tu nombre vuelve elevado,
como un susurro eterno que ni el silencio ha logrado dejar sepultado.

Quizás la vida sólo sea un puñado de instantes que aprendemos a sostener,
y aquel junto a ti, aunque breve, no dejará nunca de florecer,
porque hay amores que no necesitan futuro para volver a nacer,
pues bastan en su esencia, con tan solo existir… para permanecer.
Autor: IF- (01/08/24)

Inicio y final

Recuerdo los días de sol donde todo empezaba a latir,
la risa en el viento, los juegos, el mundo aprendiendo a existir,
miradas robadas en tardes que ardían buscando un sentir,
y el cielo guardaba secretos que solo sabíamos decir.

Tus pasos corrían ligeros bailando entre sueños y flores,
mis manos temblaban al verte temiendo romper mil colores,
las horas pasaban tan lentas sembrando en la piel mil temores,
y el tiempo se hacía un refugio de dulces y nuevos sabores.

Cantaba la vida en tus ojos de infancia, de brisa y de fe,
brotaban las risas en mares que nunca pudieron caer,
soñábamos juntos paisajes que aún no sabíamos ver,
y el alma se hacía más libre con solo mirarte y creer.

Las calles guardaban el eco de todo lo que prometimos,
las manos buscaban la excusa de un roce que no construimos,
las tardes hablaban en códigos puros que nunca rompimos,
y el mundo giraba tan lento en la órbita que descubrimos.

Qué dulce era amarte sin miedo, sin culpas, sin tiempo, sin peso,
soñar que la vida era simple, que el cielo cabía en un beso,
sentir que la mano temblaba al rozar el secreto de un rezo,
y darte mis sueños tan puros, sin prisa, sin dueño ni exceso.

Fuiste la canción de la brisa que sopla en la infancia perdida,
fuiste la razón de mis pasos, el faro en mi nueva partida,
fuiste el primer nombre que guarda mi sangre en su eterna guarida,
fuiste ese primer universo que nunca abandonó mi vida.

Hoy guardo tu risa en rincones que el tiempo no quiso borrar,
las huellas sutiles del viento que aún saben tu nombre nombrar,
las cartas del alma en la arena que nunca dejaron de hablar,
y el pulso inocente en mis venas que insiste en querer recordar.

Crecimos llevando en el pecho los ecos de aquella locura,
cambiamos el juego por sueños, la risa por vieja ternura,
dejamos al tiempo escribirnos en hojas de sabia amargura,
y fuimos lecciones de vida que guardan su propia hermosura.

No duele el saber que el camino llevó nuestros pasos al mar,
no duelen las puertas cerradas si fue necesario cerrar,
no duele que el viento nos lleve si aún se nos puede encontrar,
en mundos secretos que el alma aún sabe besar y abrazar.

La vida nos dio otros paisajes, nos puso otras voces, otras manos,
cambiamos de cielos, de rutas, de puentes, de fuegos lejanos,
pero algo de ti se mantiene dormido en mis días tempranos,
y canta en mis sueños más puros cuando olvido todos mis daños.

A veces regreso en silencio a ese tiempo de sol y campanas,
me pierdo en los rostros, los juegos, las calles, las flores tempranas,
y encuentro tu sombra ligera cruzando mis viejas mañanas,
te abrazo en un soplo de viento que limpia mis noches humanas.

Y entiendo que amarte fue siempre crecer en la forma más bella,
fue darle al abismo un latido, fue hacer de mi sangre una estrella,
fue ser primavera en el pecho, fue ser de la vida centella,
fue verte partir, no perderte, fue verte en el alma más bella.

Los años escriben sus cartas en hojas que el viento despeina,
los días se cruzan en calles que guardan su antigua diadema,
las voces resuenan en tardes bañadas de antigua azucena,
y todo me lleva de nuevo a la puerta que nunca condena.

Tu risa de entonces se mezcla en los días de lluvia plateada,
las luces que tiemblan al alba despiertan tu estampa callada,
los parques se llenan de aromas que vienen de aquella jornada,
y el alma respira tu nombre como una promesa guardada.

Quizá ya no duelan los pasos que el tiempo obligó a separar,
quizá ya la vida ha sabido enseñarme de nuevo a volar,
quizá en cada grieta del alma florece un milagro al amar,
y el eco de ti me recuerda que es libre quien sabe soltar.

No hay culpa, no hay pena, no hay llanto escondido en mi canto sereno,
no hay lucha, no hay miedo, no hay frío en las huellas que dejo y que lleno,
tan sólo la gracia de haberte encontrado en un tiempo tan pleno,
tan sólo la gloria de haberte sentido en mi pulso terreno.

Y sigo sembrando en mis días las huellas que el alma decora,
y sigo buscando en mis pasos el eco de aquella aurora,
y sigo creyendo que el alma que ama jamás se demora,
en guardar la esencia de amores que fueron su eterna mejora.

Algún día, en sombras de mundos que el tiempo aún no sabe nombrar,
mi alma y la tuya serán solo ecos que vagan buscando danzar,
seremos apenas un soplo, un susurro imposible de hallar,
y aun así, en la brisa del alba, tu risa me vendrá a besar.

Serás la semilla de todos los sueños que aún voy a sembrar,
serás la ceniza dorada que el viento no quiso apagar,
serás la leyenda que a veces mi sangre sabrá recordar,
serás esa parte de vida que nunca dejó de brillar.

Y yo, caminante de días que cruzan los mares del viento,
te llevaré siempre en la entraña más honda de todo mi intento,
serás el refugio invisible que calme mis breves tormentos,
serás el primer latido en el centro final de mi aliento.

Por eso no lloro tu nombre, ni tiemblo en las noches calladas,
por eso no busco en el tiempo respuestas a huellas borradas,
por eso respiro tan hondo las nuevas auroras doradas,
pues sé que quien ama de veras no pierde jamás sus jornadas.

Te dejo en la ruta del alma, sembrando en las tardes tu flor,
te dejo en el canto del mundo, latiendo en la eterna labor,
te dejo en la sangre del tiempo, brillando en la voz del rumor,
te dejo en mi vida completa, guardado en la forma del amor.

Así, entre caminos y brisas que el alma jamás olvidará,
así, entre silencios y cantos que el tiempo de lejos llevará,
así, entre la vida y la muerte que un día me abrazarán ya,
tu nombre será la semilla que siempre en mi pecho brotará.



			
Autor: IF- (--/--/--)

Silencio

Supe que el viento traía noticias de un ciclo cerrado,
supe que el tiempo marcaba distancias que el alma ha dejado,
supe que tus pasos heridos buscaban andar otro lado,
y yo, en el silencio más puro, guardaba mi pecho callado.

No era el momento de alas, no era el instante de ser,
sabía que el alma dolida precisa primero aprender,
sabía que un canto de amores no puede nacer del caer,
y amarte era dar a tu vida el tiempo preciso de arder.

Miraba tus gestos más libres, sentía tu voz titubear,
sabía que el alma que sufre requiere primero sanar,
sabía que el viento de amores no puede forzarse a soplar,
y amaba tu sombra a lo lejos, temiendo tan sólo dañar.

Mi pecho gritaba en su canto queriendo volar hacia ti,
mi sangre temblaba en los sueños pidiendo llegar hasta mí,
pero amarte era respetarte, callarte, cuidarte hasta el fin,
y el alma guardaba sus fuegos temiendo romper el jardín.
			
Autor: IF- (17/12/18)

...

Te marchaste en silencio, llevando contigo el brillo de los días,
y aunque no habitabas mi techo, tu risa llenaba las horas vacías,
ahora sólo queda el eco de los recuerdos y sus melodías,
mientras el viento susurra tu nombre en sus frías agonías.

No hubo promesas rotas, sólo el cruel precio de los sueños,
pero qué dura es la espera cuando el alma tiembla en sus empeños,
camino las calles que juntos cruzamos, bajo los mismos ceños,
y en cada esquina la ausencia me golpea con mil pequeños dueños.

Quizá regreses, no sé cuándo, ni si el destino querrá encontrarnos,
pero guardo tus palabras como faros que nunca dejan de iluminarnos,
y aunque la distancia me hiera, aunque los días quieran quebrarnos,
seguiré creyendo que algún día las estrellas volverán a mirarnos.

Adiós no es final, me repito, aunque el pecho se ahogue en despedida,
pues tu viaje es una herida que sangra, pero también da vida,
y si cumplir tus sueños es la razón por la que hoy estás perdida,
esperaré en la sombra, hasta que tu risa regrese, encendida.
			
Autor: IF- (2020)

Comienzo

Te vi entre las horas doradas que canta la tarde al morir,
y supe en el alma temblando que nunca podría fingir,
que algo en tu risa me alzaba del miedo, del frío, del gris,
y todo mi mundo cambiaba al verte, sin yo decidir.

Tus ojos tejían estrellas que nadie sabía mirar,
pintaban los cielos más puros que yo no podía alcanzar,
cambiaban la sombra en luceros que sólo sabía nombrar,
y abrían caminos secretos que el alma empezaba a buscar.

Reías tan libre, tan clara, tan llena de vida y amor,
tu risa era un viento de mayo que daba al dolor redención,
tu voz me llenaba los días de tierna, sencilla pasión,
y el mundo cabía en un gesto, en un juego, en tu corazón.

No supe del todo el momento que el alma empezó a florecer,
no vi cuando el sueño en mi pecho comenzó sin querer a crecer,
sólo sé que al verte en la tarde mi sangre aprendió a renacer,
y supe que el tiempo contigo sería mi forma de ser.

			
Autor: IF-

Proximamente... 06/08/25